Los Dogmas son verdades de Fe que están explícitas o
implícitas en la divina revelación (la Palabra de Dios, escrita o transmitida).
Se basan en la autoridad misma del Dios revelador (fides divina), y la Iglesia
garantiza con su definición que se hallan contenidas en la divina revelación.
Dichas verdades se apoyan también en la autoridad del
magisterio infalible de la Iglesia (fides católica) cuando son propuestas por
medio de una definición solemne del Papa o de un concilio universal; entonces
son verdades de fe definida.
“El Magisterio de la
Iglesia ejerce plenamente la autoridad que tiene de Cristo cuando define
dogmas, es decir, cuando propone, de una forma que obliga al pueblo cristiano a
una adhesión irrevocable de fe, verdades contenidas en la Revelación divina o
también cuando propone de manera definitiva verdades que tienen con ellas un
vínculo necesario”(Catecismo de la Iglesia Católica, 88).
Una vez proclamado o definido un dogma solemnemente, no
puede ser derogado.
Otra cosa es la reformulación de un dogma o el expresarlo de
una manera que se adecue mejor a los tiempos, pero esto no modifica en absoluto
la verdad de fe que se propone para ser creída por todo católico.
Así que cuando la Iglesia define un dogma no está fuera de
la Revelación Pública, sino que se basa en ella misma para dar luz sobre un
asunto de fe requerido por la Iglesia en un momento determinado.
Y este proceso es guiado por el Espíritu Santo: “Cuando
venga el Espíritu de la Verdad, él los introducirá en toda la verdad, porque no
hablará por sí mismo, sino que dirá lo que ha oído y les anunciará lo que irá
sucediendo. Él me glorificará, porque recibirá de lo mío y se lo anunciará a ustedes.
Todo lo que es del Padre es mío. Por eso les digo: Recibirá de lo mío y se lo
anunciará a ustedes" (Jn 16, 13-15).
Los dogmas constituyen la base inalterable de la doctrina
católica y por lo tanto todo católico esta obligado a aceptar y creer en ellos
de manera irrevocable.
Cuando la Iglesia define un dogma no es que dicho dogma
empiece entonces a ser verdad; son verdades que siempre han existido, pero su
aceptación empieza a ser obligatoria al definirse.
Uno de los mayores ataques que encuentra la Iglesia por
parte de los no católicos para mostrar la doctrina como falsa, es el hecho de
querer mostrar las fechas de promulgación de los dogmas como la fecha en que se
‘inventaron’ las doctrinas.
Claramente podemos darnos cuenta de que todo ya fue revelado
pero no todo fue al mismo tiempo explicitado. Eso es distinto a atacar a la
Iglesia católica de que “inventa doctrinas”.
Los dogmas no son verdades que la Iglesia imponga
arbitrariamente, son luces de la verdad objetiva y que iluminan el camino de
nuestra fe y lo hacen certero pues existe un vínculo intrínseco entre estos y
nuestra vida espiritual.
En la Iglesia católica un dogma es una verdad de fe
infalible, incuestionable, absoluta, definitiva, inmutable y segura, sobre la cual no puede subsistir
ninguna duda; es decir una verdad dogmática no puede ser sometida a pruebas de
veracidad, es indiscutible.
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