¿Qué es el infierno?
El infierno es un estado que corresponde, en el más allá, a
los que mueren en pecado mortal y enemistad con Dios, habiendo perdido la
gracia santificante por un acto personal, es decir, inteligente, libre y
voluntario.
¿En verdad existe el infierno?
Jesucristo habla del infierno muchísimas veces en el
Evangelio y expresa claramente su carácter de castigo doloroso y eterno.
¿Crees que si no existiera el infierno, Jesús hubiera
empleado su tiempo, que Él sabía muy valioso, hablando de una mentira, algo
ficticio, sólo para asustar a los hombres?
Jesucristo sabía lo que es el infierno y por eso vino al
mundo: a librarnos de ese castigo, a enseñarnos el camino para llegar al Cielo.
Por otra parte, si el infierno no existiera, ¿qué sentido
tendría la salvación? ¿A qué hubiera venido Jesús al mundo? ¿A salvarnos de
qué?
No podemos escapar de creer que el infierno es algo real.
Debemos tomar en serio la posibilidad de ser desgraciados para siempre. La
existencia del infierno y de que es eterno, fue definido dogma de fe en el IV
Concilio de Letrán.
¿Cómo es posible que exista el infierno si Dios es
infinitamente misericordioso?
"Dios quiere que todos los hombres se salven" nos
lo dice San Pablo en la primera carta a Timoteo. Esto nos puede llevar a pensar
que si Dios quiere que todos nos salvemos entonces no debería existir el
infierno. Pero el apóstol nos dice que Dios "quiere", no que Dios
"afirma" que todos los hombres se salvarán. Es como si yo dijera:
"quiero aprobar mi examen final", ese "quiero" no significa
que aprobaré. De mí depende el que pase o no.
Muchas veces se oye entre estudiantes: "El profesor me
reprobó". Pero no es verdad, el profesor no le reprobó, él se reprobó a sí
mismo al no estudiar lo suficiente para pasar el examen. Y así sucede con Dios.
Él no nos condena. Respeta nuestra libertad. De nosotros depende si queremos
prepararnos para el examen final o seguir tan campantes esperando aprobarlo sin
tocar un libro. Dios cuando nos crea, nos crea para que nos salvemos, puso
dentro de nosotros unas leyes que debemos respetar y nos mandó a su Hijo para
enseñarnos cómo respetarlas, pero no puede hacer nada si nosotros no queremos
colaborar.
Si a un automóvil no le cambiamos el aceite, si en vez de
ponerle gasolina le ponemos alcohol o agua, si no le revisamos el motor...
seguramente se descompondrá. Lo mismo sucede con el hombre, si no respeta las
leyes inscritas en su naturaleza, no podrá cumplir con su fin último que es la
salvación eterna. Ojalá que todos nos preparemos para pasar el examen final, el
más importante que haremos en toda nuestra vida, ante el tribunal de Dios, pues
si lo pasamos podemos decir que nuestra vida ha tenido un sentido.
¿En qué consistirán las penas del infierno?
Así como en el Cielo disfrutaremos plenamente como hombres
formados de cuerpo y alma, en el infierno también habrá dos elementos de
sufrimiento:
El sufrimiento del alma por no poder ver a Dios, llamado
pena de daño. Este sufrimiento se deriva de que los que fueron condenados ya
vieron a Dios, con toda su belleza y grandiosidad, en el día del juicio y… ya
no lo podrán ver jamás. Es el sufrimiento ocasionado por sentirse
irresistiblemente atraídos hacia Dios sabiéndose eternamente rechazados por Él.
El sufrimiento del cuerpo o pena de sentido. Aquí se trata
de un elemento material que causa un daño físico, un dolor intensísimo en el
cuerpo. Para significar este gran sufrimiento, Cristo habla en el Evangelio de
"fuego", y aunque no necesariamente es un fuego como el que conocemos
en la Tierra, ésta es la imagen que comúnmente tenemos de las penas del
infierno.
¿Puede un condenado arrepentirse?
¡Ojalá pudiera, pero ya no tiene esta posibilidad! El hombre
que ha rechazado en su vida la amistad con Dios, ya no es admitido a ella.
En el momento de la muerte, el alma separada, por ser
espíritu puro, queda fija para siempre en la posición a favor o en contra de
Dios que tenía en el último momento de vida. Dios rechaza eternamente al
condenado, pero no porque lo odie, pues su amor es siempre fiel, sino porque el
condenado está eternamente cerrado a recibir el perdón. ¿Cómo poder perdonar a
alguien que no quiere ser perdonado?
Esta conciencia de no admisión y el saber que ya no tiene
remedio, que ya no hay posibilidad de conversión, hace que surja en el
condenado el odio y el endurecimiento. Sufren por no estar con Dios, pero ese
sufrimiento se transforma en envidia y en odio. Se convierten en enemigos de
Dios.
Santa María Magdalena de Pazzi oyó una vez la voz de Dios
que le dijo:
Entre los condenados reina el odio, pues cada uno ve ahí a
aquél que fue la causa de su condenación y lo odia por haberlo llevado ahí. De
esta manera, los recién llegados aumentan la rabia que ya existía antes de su
llegada.
¿Podemos imaginar el infierno?
Si hacemos la operación inversa a pensar en el Cielo podemos
darnos una idea aproximada acerca de cómo podrá ser el infierno, aunque será
una analogía, pues el cuerpo resucitado no será un cuerpo como el que ahora
tenemos, sino diferente, que ya no estará sujeto al espacio y al tiempo.
Para hacerte una idea de lo que es el infierno, imagina el
lugar más horrible que puedas, quítale lo poco bello que le quede y llénalo de
las cosas más repugnantes y aterradoras. Imagínate haciendo lo que más
aborreces, sufriendo unos dolores indecibles en todo el cuerpo: contemplando
imágenes espantosas; escuchando sonidos estridentes y desafinados;
experimentando los sabores más amargos; sufriendo con los olores más
desagradables y sintiendo en tu corazón los peores sentimientos:
envidia,
celos, remordimiento, rencor, odio. Después, rodéate de las personas más
abominables que te puedas imaginar: orgullosas, envidiosas, egoístas,
criticonas, sarcásticas, sádicas y degeneradas. Y lo peor de todo… te sientes
irresistiblemente atraído hacia Dios y sabes que nunca podrás llegar a estar
con Él. Piensa que en ese lugar estás aprisionado para siempre, sin posibilidad
alguna de escapar. Esta puede ser una imagen semejante al infierno, pero debes
tener la seguridad de que cualquier cosa que te imagines será mínima frente a
la realidad, pues nuestra condición humana nos hace incapaces de imaginar un
sufrimiento sin límites.
¿Hay alguien que realmente esté en el infierno?
Eso no lo podemos afirmar. Sabemos que existe el infierno
con tanta certeza como sabemos que existe el Cielo. La Iglesia nos asegura que
hay gente en el Cielo y que son aquellas personas que han sido canonizadas,
pero nunca se ha hecho una "canonización al revés", que nos asegure
que cierta persona está en el infierno.
Sin embargo, hay muchos santos a quienes Dios les ha
concedido una visión del infierno y que nos han dicho: Ví almas que caían al
infierno como hojas que caen en el otoño.
¿Puedo salvarme si me arrepiento en el último momento?
Es demasiado arriesgado pensar que puedes vivir como quieras
y arrepentirte en el momento de la muerte, pues ese momento será muy difícil
para ti.
Como dice la Madre Teresa: En el momento de la agonía, el
hombre sufre tanto, que es muy fácil que se sienta invadido por la
desesperación y la angustia, y estos sentimientos lo vuelvan incapaz de
arrepentirse y recibir el perdón de Dios.
Será muy difícil que en el último momento tengas la fuerza y
la valentía para arrepentirte, si viviste toda tu vida lejos de Dios. Sin
embargo, si te empeñas en arriesgarte, es verdad que Dios te da la posibilidad
de arrepentirte hasta el último instante de vida y puedes salvarte con ese
único acto de arrepentimiento.
Fuente: www.catholic.net
El Papa Francisco responde
una pregunta: Por qué si Dios es bueno existe el infierno?
El Papa respondió que “Dios perdona todo, pero saben que
había un ángel muy orgulloso, muy orgulloso, que era muy inteligente, y tenía
envidia de Dios, ¿entienden? Quería ser Dios. Y Dios quiso perdonarlo, pero él
decía: ‘Yo no tengo necesidad de perdón, ¡me basto a mí mismo!’”.
Por tanto, “al infierno no te mandan, si vas es porque lo
eliges tú. El infierno es querer alejarse de Dios porque no quiero el amor de
Dios. El diablo es el infierno porque él lo ha querido, nunca más tener
relación Dios.
Muchos prefieren a conveniencia, pensar y afirmar que el
infierno no existe! que es una mentira, te propongo que oremos por su pronto arrepentimiento,
que recapaciten en su modo de vivir y que lo hagan a tiempo! si no se llevaran una triste y dolorosa sorpresa .
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